La película «Siempre hay tiempo para reír» cuenta la historia de un cómico que, tras recibir el diagnóstico de una enfermedad terminal, elige afrontar su situación con humor, humanidad y generosidad al apoyar a un colega más joven que está comenzando su carrera. Este relato combina los temas de la mortalidad, la trascendencia y el poder de las relaciones humanas, todo bajo el prisma de la comedia, demostrando que incluso en los momentos más difíciles hay espacio para la alegría. Desde el enfoque de cuidados paliativos , la película resalta la importancia de encontrar sentido en la vida hasta el final y de vivir con dignidad.